El desfile nocturno de los cien demonios

Hoy no os traigo ningún relato a diferencia de los anteriores posts. En su lugar quiero hablaros de uno de los principales divulgadores de Yôkai: Toriyama Sekien y de su prolífica obra: Hyakki Yakô «El desfile nocturno de los cien demonios».

Pero pongámonos primero en antecedentes. No es posible determinar cuando surgieron los Yôkai en las distintas eras en que se divide la historia de Japón, pues no son obra de un autor concreto. El nacimiento de estas criaturas va ligado, pues, al propio desarrollo del pueblo japonés.

Para poder entenderlo mejor, tenemos irremediablemente que acceder a su cultura y religión. El sintoísmo es la religión autóctona del país. Se trata de una religión politeísta, donde los Kami 神(dioses) están presentes en todas las cosas: desde el Sol, hasta las montañas, ríos, piedras, pasando por fenómenos atmosféricos, etc. Los Yôkai son una suerte de dioses caídos en desgracia. Se tratan de criaturas sobrenaturales que, a diferencia de los Kami, serán responsables de maldiciones, travesuras y tormentos que acontecen en el día a día. Aunque es de obligada mención, que tampoco han tenido el mismo tratamiento a lo largo de las eras de la historia japonesa. ¿De dónde surgen estas criaturas entonces? Del imaginario colectivo. Al igual que otras religiones y mitologías, los Yôkai son una forma con la que se da respuesta a fenómenos que no podemos explicar.

A modo de ejemplo, imaginemos a un bonzô (monje peregrino) que se aloja en su deambular en una pequeña cabaña deshabitada al sorprenderle la tormenta. La cabaña, ajada y castigada por la fuerza natural, comenzaría a provocar sonidos inexplicables al crujir de sus vigas de madera. El monje prepara una taza de té en el hogar de la sala principal y se prepara para acostarse. Sonidos del viento, ruidos de las gotas al colisionar contra las puertas de papel, crujir de vigas y ramas de árboles colindantes; destellos de claros de luna filtrándose por las desgastadas puertas de madera y papel... Todo ello necesita una explicación, pero la lógica está mermada por el miedo. A la mañana siguiente, al llegar el bonzô a un pueblo cercano, comentaría con los habitantes su realidad percibida como el encuentro con un Yôkai, que le acechaba para perturbar su descanso. Este improvisado relato no es real, claro está, pero es la forma en la que me imagino que pudieran propagarse historias y cuentos dando a luz así a estas sorprendentes criaturas.

Al margen de su origen incierto, los Yôkai, como concepto, no serían los mismos en el periodo Heian (794-1185) que en la era Edo (1600-1868) —por mencionar dos etapas cuyo lapso de tiempo está lo suficientemente distanciado—y bastante más diferente es el concepto de Yôkai que tenemos en nuestros días. Cuanto más nos alejamos en la historia más poder se les atribuían. Eran seres funestos, totalmente verosímiles con los que no te querías encontrar. Se realizaban supersticiosos rituales e incluso exorcismos para alejar de nosotros a tan indeseables demonios.   

En un tiempo más cercano al nuestro, en el ya mencionado periodo Edo, se finalizaba una larga época de guerras y se establecía la hegemonía del país bajo el mandato de Tokugawa Ieyasu. Una de las medidas adoptadas por el shogun fue la de establecer un férreo cierre del país. Todo ello generó un perfecto campo de cultivo para que se desarrollaran el arte, la cultura y el pensamiento japonés cargado de una acusada identidad propia. En esta etapa es cuando Toriyama Sekien crea su obra. 

Siendo uno de los precursores del estilo artístico Ukiyo-e «pinturas del mundo flotante» fue maestro del gran Utamaro. Este estilo artístico fue el primero en toda la historia que estuvo al alcance del pueblo y consistía en grabados tallados en planchas de madera sobre los que luego se colocaban sobre láminas de papel donde quedaba impreso el dibujo.

Cortesana Haneji - Kitagawa Utamaro. Ejemplo de xilografía  de uno de los más importantes autores del Ukiyo-e
https://goo.gl/images/8JGFTY
Toriyama Sekien recopiló por primera vez a los Yôkai en varias obras. En ellas representó su imagen mediante las xilografías propias de la época. Algunas criaturas, en la tradición oral, tenían un aspecto determinado, pero otras muchas eran totalmente desconocidas. Sekien aprovechó el legado de las historias para reproducir las imágenes de las que sí se les atribuían aspectos físicos e inventó en sus dibujos la forma de las que no se sabían nada de ellas.

Resumiendo, la figura del autor es determinante tanto por ser pionero en el desarrollo de técnicas del movimiento artístico de su época (Ukiyo-e), por compilar por primera vez una obra con la imagen de los Yôkai, sus leyendas y características; y por último, por inventar el aspecto de muchos de los seres hasta entonces inexistentes. 
Ilustración de Nure-Onna por Toriyama Sekien
https://goo.gl/images/iazCXi

Su obra, en conjunto conocida como Hyakki Yakô, se divide en varias publicaciones:

- El desfile nocturno de los cien demonios ilustrado
- Cien demonios del presente y del pasado ilustrados
- Suplemento de los cien demonios del presente y del pasado
- La bolsa de los cien utensilios aparecidos al azar.

El último de los textos puede parecer curioso, ya que parece que no trata sobre Yôkai, pero así es. En la publicación recoge a los denominados Tsukumogami. Se tratan de objetos de uso cotidiano, como pueden ser una tetera, una sandalia, un farolillo, o un paraguas. Se dice que, cuando un objeto cumple los 100 años de edad, si no se han desecho de él, un espíritu posee al objeto convirtiéndolo en Yôkai. Pertenecen a esta categoría criaturas muy carismáticas y famosas como el Karakasa (paraguas de papel ciclópeo de un solo pié y una larga lengua) o el  Côchin-Obake (farolillo de papel encantado).
Karakasa y Chôchin-obake. Dos ejemplos de Tsukumogami
https://goo.gl/images/69NeK3

Los Tsukumogami en sus historias suelen tener carácter juguetón y sobretodo intentan entorpecer o incluso asustar a los humanos. Son un claro ejemplo de que éstas criaturas han ido tomando un cariz menos agresivo con el paso del tiempo, llegando a ser en nuestros días meras representaciones usadas en mangas, animes y videojuegos. 

La obra de Sekien ha posibilitado el acercamiento del folclore a las masas. De ella beberá posteriormente Shigeru Mizuki (otro de los autores que me han influenciado enormemente). Actualmente bebo de estos dos autores principalmente para ilustrarme sobre los Yôkais y para crear las historias que tanto me gusta publicar en el blog.

Si alguno de vosotros está interesado en acercarse a Sekien, os recomiendo la Guía ilustrada de monstruos y fantasmas de Japón publicada por la editorial Quaterni. Se han esforzado en traernos la obra completa por primera vez en castellano. Disponéis en ella de todas las ilustraciones del artista agrupadas según la publicación original y divididas por las categorías que utilizó Sekien para clasificarlas.
Además de contar las historias de cada Yôkai y representar el grabado del autor, el libro cuenta con numerosas explicaciones, introducción de la editorial, prólogo de Isami Romero y un prefacio que nos ayudan a disfrutar aún más de los exquisitas imágenes. 

Por aquí dejo en enlace:


Guía ilustrada de monstruos y fantasmas de Japón editada por Quaterni.

Espero que os haya gustado el análisis que hago, a modo de tributo al autor. Obviamente, para hacerlo, consulto bibliografía de la que dispongo y que os iré recomendando poco a poco, pero si necesitas parte del texto de éste o de algún otro post, te rogaría que me mencionases como fuente.
Gracias ;)






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